Me encanta que me hagan regalos y me encanta regalar. Juro que si tuviera que ponerlo en una balanza, no sé por cuál me decantaría. Ambas cosas tienen su parte mágica, la de la sorpresa inesperada que te llena de alegría y la de pensar y pensar hasta dar con ese algo perfecto.
Casi siempre (y a no ser que estemos hablando de los pendientes maravillosos de Suárez que os comenté hace dos días) lo mejor de un regalo es la sorpresa. Porque los regalos caros (bienvenidos sean siempre) ya te los esperas un poco, suelen llegar en fechas señaladas.
Los que molan y sorprenden son los otros, los de un día cualquiera porque sí. Yo estas Navidad hice muchos regalos, pero de todos ellos creo que fueron los de economía de guerra los que más triunfaron. Y como el último de ellos por fin ha llegado a su destinataria, hoy me apetecía compartirlos con vosotros. Porque el 1 de marzo es un día estupendo para regalar, que luego mucho “yo paso de San Valentín, tengo detalles cualquier otro día” pero ese día nunca llega. Ya nos conocemos, amiguitos. :)
Regalo de economía de guerra 1
Una caja de Crealoo. Ya sabéis que cada vez que voy a Madrid a casa de mi hermana me harto de poner fotos de sus DIY en Instagram. Que si el árbol de maderas, que la cama de palés, que los libros forrados, que el colador como perchero, que las luces forradas… Cada vez que voy alucino porque hay veinte cosas nuevas. Mi hermana es DIY desde el día que nació y como se abra un blog lo peta.
Pero yo sé que hay cosas que tiene en mente pero nunca acaba de probar porque los materiales son caros y da cosilla gastarse la paga en mod podge. Cuando encontré las cajas de Crealoo aluciné porque eran perfectas. Por 25 euros cada dos meses te llega una caja con pequeñas cantidades para tres manualidades diferentes y sorpresa. Así puedes probar de todo y si luego algo te engancha, lo sigues por tu cuenta. A Alex le llegó la primera caja (de febrero/marzo) por fin el otro día y está feliz, así que de su parte, recomendadísimo a los que tengáis manitas en casa. ¡Y no es post patrocinado! :)
Regalo de economía de guerra 2
Unas galletas y un libro. O más bien, cosas que tienes en común con alguien. Cuando me llegó el email del amigo invisible tuitero y vi que me había tocado Pili pegué un salto de alegría. ¡Qué emoción regalarle a ella! Y qué difícil acertar con un tope de 20 euros. Me puse a pensar y me di cuenta de que teníamos muchísimas cosas en común: a las dos nos encanta leer, viajar, los idiomas (¡si hasta es traductora!), las cosas bonitas e incluso una de sus peques es celíaca como yo.
Se repente empecé a atar cabos, había visto unos cuadernos de viaje maravillosos, multilingües y primorosamente ilustrados con acuarelas, y recordaba haber visto uno de Tokio. Pili acaba de irse a Tokio, era perfecto y reunía casi todos los requisitos. Excepto la celiaquía, claro. Y eso tuvo fácil solución porque recordé mis galletas favoritas de especias que me hace Iván siempre en Navidad y pensé que para la familia de Pili podrían ser igual de especiales. Una plantilla bonita de receta y lo tenía.
No se trata de copiar el regalo (aunque esos cuadernos de viajes son amor), sino de encontrar algo que tenga significado y lo haga especial.
Regalo de economía de guerra 3
Un momento para ti. Este fue un regalo muy especial porque, aquí donde me veis, tengo muchísima suerte y estoy rodeada de gente muy muy especial. Estas navidades quise agradecer con un detallito tonto a todas las personas que me habían ayudado a lo largo de 2012 que, como os digo, fueron muchas porque soy muy afortunada.
Y lo mejor que se me ocurrió, entre todo el caos y las celebraciones y las juergas navideñas, fue regalarles un momento para ellas. Para ellas solas o para compartir con quien quisieran. Un momento de tranquilidad, de sofá, manta y peli, de chocolate calentito con nubes y algo rico y muy navideño para mojar.
Y con esta idea en mente fui seleccionando poco a poco los ingredientes, como el entrañable chocolate a la taza Chaparro, que me daba mi abuela de pequeña, o los ricos panettones artesanos de Petra Mora. Le diseñé un packaging bonito, una blondita amarilla por aquí, una palita de madera por allá, una bolsita de algodón y una tarjeta para darles las gracias una vez más por acompañarme en esta aventura.
De este regalito hice uno de más, como el año pasado, para compartir con todos vosotros, que también formáis parte de esta aventura, pero dos de los paquetes tardaron muchísimo en llegar a su destino y cuando me di cuenta el panettone estaba mohoso y las nubes, duras. Eso sí, si alguien quiere el cacao que levante la mano, que ese aún está bueno. :)
¿Qué os parecen estas tres ideas de regalo sencillas y especiales? ¿No os gustaría que os sorprendieran porque sí el 1 de marzo? Si tenéis otras ideas o sugerencias, soy toda oídos, que por suerte aún nos quedan muchos momentos que celebrar.
Un beso enorme y feliz fin de semana,
Indara
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