Te casas. Puedes poner número de cuenta o no. Puedes hacer lista de boda o no. Puedes pedir dinero, un sofá o vuestro viaje de novios. Puedes no aceptar regalos. Nada importa, porque siempre, SIEMPRE, te caerá un regalo que te horripile. Es ley de boda.
Todos tenemos una tía Milagritos que, pese a tus esfuerzos, te regalará con todo su amor lo que a ella le salga del refajo y así ha de ser, queridas, porque cada uno tiene derecho a obsequiar con lo que le dé la gana, faltaría más.
¿Pero qué pasa cuando una es minimalista-escandinava y le plantan una vajilla de La Cartuja? No la vas a tirar ni a revender porque tú, a tu tía Milagritos, a pesar de todo, la quieres mucho y la mujer se ha dejado la pensión en tu sopera Luis XVI. Pues he encontrado la solución perfecta en el blog Shop Sweet Things. Un poquito de pintura flúor y…
Me parece absolutamente maravilloso. Tan maravilloso que lo quiero para el estudio pero ya, y reconozco que me he pasado media horita larga rebuscando en internet a ver si alguien había decidido deshacerse del regalo de la buena de Milagritos y lo podía comprar yo. De momento lo más aproximado que encontré es esta vajilla que me encanta, y dejadme ahorrar un poquín porque tiene que ser mía.
¡Un beso enorme y feliz fin de semana!
Indara
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